Desde mediados del siglo XX son
múltiples los estudios que revelan que tanto la musicoterapia como la danza
terapia son de gran utilidad en el ámbito terapéutico.
La percusión corporal, que nace
como un híbrido entre ambas disciplinas, recoge sus aspectos más significativos
en un nuevo enfoque que integra música y movimiento. A través del ritmo, la
percusión corporal genera estados corporales y emocionales capaces de provocar
cambios de conducta significativos. Uno de los factores más relevantes consiste
en su papel a la hora de facilitar vínculos sociales o más bien de
reelaborarlos. En líneas generales la práctica de la percusión corporal
comporta mejoras en tres áreas. La Física, estimulando la toma de conciencia
corporal, el control de las posibilidades de movimiento y fuerza muscular, la
coordinación y el equilibrio. La Psíquica, mejorando la concentración, la
memoria y la percepción y finalmente la Socio-Afectiva, fomentado relaciones
igualitarias y disminuyendo la ansiedad en las interacciones sociales. Estas
tres áreas tienen un impacto positivo en variables psicológicas como la
autoestima, la comunicación y el aislamiento en enfermedades degenerativas como
el Alzheimer, trastornos depresivos o trastornos de ansiedad.
La interacción en el proceso de
enseñanza-aprendizaje a través de la percusión corporal como recurso
terapéutico, es básica como herramienta para la formación de los futuros
docentes. Es por ello, que deben de aprender metodologías que contribuyan a la
formación y generación de conocimiento como es el caso del método BAPNE. A
través de este método el desarrollo de las inteligencias múltiples está
presente mediante estrategias de enseñanza-aprendizaje focalizadas para el
desarrollo de los diversos lóbulos cerebrales. En este caso, la inteligencia
interpersonal, intrapersonal, musical y corporal y cinética, están siempre
presentes en el proceso de enseñanza para que los estudiantes tengan un aprendizaje
específico en relación a esta materia.
Hay una multitud de estudios que
atestiguan los beneficios de la música y la danza en la salud de las
personas. La musicoterapia, tal y como
se la conoce hoy en día, fue desarrollada durante la segunda guerra mundial
como una rama de la medicina recuperativa en Estados Unidos. Para la Asociación
Nacional de Terapia a través de la Música (NAMT), la musicoterapia es “el uso
de la música en la consecución de objetivos terapéuticos: la restauración, el
mantenimiento y el acrecentamiento de la salud tanto física como mental”.
A través de los efectos
biológicos, fisiológicos, psicológicos, sociales y afectivos, la música
contribuye al equilibrio psicofísico de las personas. Es más, cabe destacar que por sus propiedades
multisensoriales, la música es captada y sentida a menudo de una forma
inconsciente y almacenada en el cuerpo en forma de estados de ánimo,
sensaciones y emociones, hecho que denota la estrecha conexión entre música y
emoción.
La Percusión Corporal Terapéutica
que corresponde al Método BAPNE, recoge de la musicoterapia la conexión entre
música y emoción utilizando el canto, la melodía y la percusión y de la
danzaterapia el vínculo entre movimiento y emoción, integrando las danzas, el
movimiento y las coreografías. La
cuestión es buscar recursos terapéuticos, a través del método BAPNE de
percusión corporal, que sirvan como herramienta para una mejora integral en la
salud de las personas. Esta mejora comporta el área física, psíquica y
socio-afectiva respectivamente.
La hipótesis inicial es que la
percusión corporal terapéutica del Método BAPNE mejora la calidad de vida de
los pacientes y es capaz de estabilizar el desarrollo de las diferentes
enfermedades.
La percusión corporal Terapéutica
consta de tres ejes que lo vertebran: el ritmo, la percusión a través del
cuerpo y el contacto como interacción social.
El ritmo es el eje sobre el que
bascula toda la percusión corporal. En un sentido muy amplio, el ritmo es un
flujo de movimientos controlado, capaz de ordenar diferentes elementos. El
ritmo acompañado de melodía tiene el poder de la empatía, es decir, el
sentirnos dentro de la música, y favorece la percepción gracias a que agrupa;
además, nos confiere una sensación de equilibrio y simetría, ayuda a sincronizar
movimientos, especialmente relevante en el trabajo en grupo, da seguridad en
uno mismo por el hecho de conocer lo sucesivo, y puede adormecer o estimular, y
puede llevar a una forma básica de éxtasis o auto hipnosis. El ritmo nos pone
en contacto con el pulso de la vida… por eso trabajar directamente con él,
genera una gran vitalidad. A la hora de trabajarlo es importante dar tiempo
suficiente para que las personas que lo trabajan lo vayan integrando poco a
poco y asimilando a todos los niveles, no sólo cognitiva, sino corporal y
emocionalmente.
La Percusión, en sí misma, nos
remite a nuestra parte más instintiva, nos invita a la acción y a la expresión
de nuestras emociones. A lo largo de la historia, ha sido utilizada como una
herramienta que moldea la vida en sociedad y que ha tenido diferentes
funciones: ritual y simbólica, canciones
de trabajo, juegos de coordinación infantil, expresión cultural, espectáculo y
social. En líneas generales, la
percusión corporal como una forma de danza, refleja estados emocionales
internos.
Unas de las particularidades del
método Bapne es la gran cantidad de interacciones sociales que genera. Este
tipo de interacciones son vivenciadas como una forma de contacto con el otro.
Muchos de estos contactos son físicos, percutiendo en el cuerpo ajeno o
simplemente es un contacto visual, como parte de un movimiento coordinado. El
contacto es vivificante y es un elemento integrante de nuestra humanidad. Es
una de las principales necesidades psicológicas para el ser humano.
La percusión corporal terapéutica
en el Método BAPNE, invita al contacto físico constantemente, a través de
palmadas, apretones de manos o movimientos coordinados que requieren un
contacto. Ahora bien, la PCT va un paso más allá integrando estas formas contacto
a través del movimiento, cuya intervención en sí misma puede facilitar el
contacto… tanto interno, a través de las propias sensaciones como del externo,
a través de un afianzamiento personal en el contacto con el otro. Estas formas de contacto en movimiento tienen
un papel muy importante a la hora de facilitar vínculos sociales. Trabajar en
círculo es una forma de incentivar el trabajo inclusivo y de estimular el
desarrollo de las habilidades de comunicación. La PCT estimula un patrón
relacional que incluye el contacto físico, la igualdad, la confianza, el apoyo
y una mayor expresividad.
En relación a todo esto, la
práctica de la percusión corporal comporta mejoras en tres áreas. La Física
estimulando la toma de conciencia corporal, el control de las posibilidades de
movimiento y fuerza muscular, la coordinación y el equilibrio. La Psíquica
mejorando la concentración, la memoria y la percepción y finalmente la
Socio-Afectiva fomentado relaciones igualitarias y disminuyendo la ansiedad en
las interacciones sociales. Estas tres áreas tienen un impacto positivo en
variables psicológicas como la autoestima, la comunicación y el aislamiento en
enfermedades degenerativas como el Alzheimer, trastornos depresivos o
trastornos de ansiedad.
Sin embargo, se hace necesario
seguir indagando en las bases teórico prácticas de la percusión corporal
terapéutica (PCT), ahondando en el desarrollo de todas sus potencialidades y
explorando todas sus posibles aplicaciones. A su vez, es indispensable
desarrollar estrategias de investigación que nos permitan diseñar con la mayor
efectividad posible, la secuenciación de ejercicios específicos a cada
psicopatología. A este respecto, aún hay
trastornos en los que la PCT puede ser clave, como es el caso de la
esquizofrenia, donde los instrumentos de percusión son los más utilizados en
sesiones de musicoterapia. La aplicación de la Percusión Corporal Terapéutica a
esta población puede ser de gran ayuda en la estabilización de esta enfermedad,
siempre como un complemento de las terapias farmacológicas y
psiquiátricas.
Fuente: Departamento de
Psicología de la Salud y Psicología Social. Universidad Autónoma de Barcelona,
Departamento de Innovación y Formación Didáctica. Universidad de Alicante